16 febrero 2015

Tresviso, 26 días entre la nieve

El temporal nos ha dejado imágenes para el recuerdo e historias que contar durante meses... y tal vez años. También el temporal ha llevado a los medios el nombre de un pueblo que yo conozco desde cría porque no anda muy lejos del mío. Tresviso. Con s, sí. Lleva casi un mes (concretamente hoy se cumplen 26 días) con la carretera bloqueada por la nieve. Allí no llega nadie en coche. Ni siquiera el panadero. Este sencillo manjar les cae del cielo gracias al helicóptero del 112. Ni siquiera el recio mozo que subió el pan a Caloca en un trineo atado a su cintura se aventura carretera arriba hasta este pueblo, situado a casi 900 metros de altura, en un hoyo, al abrigo de las esculpidas peñas de la zona. Dicen que su nombre, que proviene del latín, significa algo así como tras el collado o, más dramático, tras el abismo.

Treviso, de Alberto Aja @dmontanes
Imagen de Alberto Aja vía @dmontanes
Hasta hace no demasiados años, a Tresviso no había carretera -asfaltada, se entiende-. Se subía por una senda 'pindia' como las paredes de los Mallos de Riglos. Desde el cielo se ven las zetas cinceladas por las pisadas de los caminantes en la caliza. Hoy tiene una, la CM 88/01, que discurre en parte por Asturias... Aunque Tresviso sea Cantabria. Esa vía hoy es invisible desde el cielo. Se oculta bajo toneladas de nieve que todavía no han podido ser retiradas. Ni las quitanieves, ni las máquinas fresadoras han sido capaces de despejarla (en mitad del temporal, su alcalde salió con dos vecinos para intentar que no se cerrara y se quedó una noche atrapado hasta que llegó por su propio pie a la taberna del pueblo cuando a punto estaba el GREIM de rescatarlo, otra historia...). Los aludes, comunes estos días en que las temperaturas han subido y la lluvia ha comenzado a empaparlo todo, tampoco lo ponen fácil. 

Los 21 vecinos que viven en 16 casas no se impacientan. Pese a que hoy son noticia hasta en los noticieros nacionales, en Tresviso la nieve es frecuente y más de un invierno han quedado aislados por tierra. Hace años, en noviembre ya tenían las despensas llenas en espera de la nevada que les cortara las comunicaciones con el resto del mundo durante semanas. En la actualidad, su aislamiento dura menos... y tienen más ayuda. Los móviles y los helicópteros hacen mucho. Nadie se ha quedado sin sus medicinas y hasta el ganado salvaje recibe forraje por vía aérea si es necesario para que no muera de hambre. 

Este domingo, El Diario Montañés, el periódico de más tirada en Cantabria, le ha dedicado un reportaje digno de mención a la situación de Tresviso, un lugar al que algunos solo conocerán por la fama de su queso picón. Un periodista y un fotógrafo, ropa térmica y plumífero cerrado hasta la barbilla, bastones en mano y raquetas en los pies, subieron hasta la aldea para hablar con los vecinos. Chapeau. Por la intención, aunque puedo imaginarme la cara de los del pueblo al ver acercarse a los foráneos de semejante traza cuando ellos van en pantalones de franela, jersey de lana, chaquetón abrigado eso sí y botas de goma, de las que siempre se han usado para ir a la cuadra a ordeñar y 'esbarriar' el estiércol con el 'roeru'. Y por el resultado, fino, elegante, sencillo, sin alardes, sin fuegos artificiales... En definitiva, directo, honesto y, sobre todo, bien contado. 

Treviso, de Alberto Aja vía @dmontanes
Imagen de Alberto Aja vía @dmontanes
Si les ha picado la curiosidad, aquí les dejo el enlace. No tardarán más de diez minutos en dar cuenta del texto (de José Ahumada) y de las fotos (de Alberto Aja), algunas ya se las he adelantado en este post. Verdad verdadera. Periodismo honrado, porque sí, también existe, aunque es caro y requiere tiempo, dos lujos en los tiempos que corren. 

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